La aldea de Jukkasjärvi, situada 200 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico, en la Laponia sueca, celebró en 1989 una exposición de esculturas artísticas de hielo a la que asistieron un número de visitantes mucho mayor del esperado. El pueblo, de poco más de mil personas, no tenía apenas capacidad de alojamiento, de modo que improvisaron unos iglús para que pudieran dormir los más atrevidos.
La exposición se convirtió en una tradición y, la posibilidad de dormir entre bloques de hielo, en un sorprendente atractivo turístico que proporcionaba unos sustanciosos ingresos a sus habitantes. De manera que, decidieron transformar aquellas primeras construcciones artesanales en el IceHotel, el primer hotel helado del mundo, equipado con todas las comodidades (televisión, jacuzzi, restaurante, bar, actividades…), excepto calefacción, claro.
En diciembre este establecimiento ha vuelto a abrir sus puertas a los 50.000 visitantes (según datos de la empresa) que suelen llegar cada invierno de todo el mundo para contemplar esta impresionante obra: 5.500 metros cuadrados construidos, en los que se emplean mil toneladas de hielo del cercano río Torne y 30.000 toneladas de snice, una masa firme elaborada con hielo y nieve.
Cada año diferentes diseñadores, escultores y arquitectos son invitados para realizar la obra, aportando ideas y nuevas técnicas de construcción. El trabajo comienza en marzo, cuando se empiezan a almacenar grandes bloques de hielo que se conservan en frío hasta noviembre. Para entonces, ha quedado planificado el hotel del siguiente invierno y unas cien personas inician la labor, tallando y ensamblando bloques que llegan a pesar dos toneladas.
Pasar una noche en este hotel cuesta entre 130 euros por persona y 1.500 por una suite. Si te apetece probar, reserva con tiempo porque la demanda es muy alta. En el caso de que no haya habitaciones libres, al menos puedes tomarte una copa en el bar, de lo más concurrido. Tanto como los otros IceBar que el hotel ha abierto en el centro de Estocolmo o Londres, en una expansión internacional que está teniendo un enorme éxito.
Tal es así que algunos hoteles ‘tradicionales’ han decidido copiar el concepto. El New York Hilton Midtown (Manhattan) acaba de inaugurar en su recinto el Minus 5, diseño cool en el “bar más frío de Nueva York”, como reza su publicidad. Al igual que los IceBar, todo en él es hielo: paredes, mesas, sillas, estanterías, la barra… incluso los vasos. Un encuentro con los amigos a cinco grados bajo cero.
Como ves, el frío se impone como una moda arquitectónica en muchos países. Por ejemplo, también en Canadá, donde destaca la oferta del Hôtel de Glace, sólo a diez minutos de Quebec. Un punto de partida para pasar unos días esquiando (a unos 200 euros la noche) o para casarse… Sí, en las bodas ha encontrado también un filón esta tendencia arquitectónica, acogiendo en sus salones tanto la ceremonia como el banquete. Hay lista de espera.
De regreso a Escandinavia, merece la pena resaltar otros cuatro hoteles. Dos en Noruega: el Sorrisniva Igloo Hotel, en Alta (Laponia), donde las camas están vestidas con piel de reno (el mejor aislante), y el Kirkenes Snowhotel, en Kirkenes (extremo norte del país). Sus precios son idénticos: unos 20 euros sólo por entrar a verlos y 300 euros por persona y noche.
Los otros dos se ubican en la Laponia finlandesa. El Snow Village, con una espectacular decoración e iluminación, queda además muy cerca de las estaciones de esquí de Ylläs y Levi (a partir de 120 euros por persona); y el Snow Castle, en la localidad de Kemin, es famoso por sus esculturas heladas (125 euros).
¿Te parece que todos están demasiado lejos? Pues en Andorra tienes la oportunidad de dormir bajo el hielo. El Iglú-Hotel Grandvalira no es exactamente un alojamiento como los anteriores, pero al menos ofrece iglús donde pasar la noche a 2.350 metros de altitud, en el corazón de los Pirineos. Disfruta de esta experiencia a partir de 109 euros por persona.
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